miércoles, 31 de enero de 2007

Plaza del zócalo

En la mayoría de los carros la gente lleva un rosario colgado en el espejo central. Aquí, la mayoría de los carros son bendecidos. Un Pater hace una oración de bendición hacia el carro para proteger a quien lo conduce y sus acompañantes. Lo rocía con el agua sagrada y el carro ya está bendecido. Eso sí, pagando una suma de pesos, a no ser que el Pater sea tu familiar y te lo hace como presente de aniversario.
Foto. Plaza del zócalo.

Moneda

El agua purificada. Todo que sale por el grifo es agua purificada. Me lavo los cabellos con agua purificada, mi piel con agua purificada. Los cabellos brillan y la piel está hidratada y se ve joven. Eso si, para beber tomamos agua embotellada. Ellos toman agua de jamaica, de limón…pero creo que a las europeas nos sienta mal. Quiero probar un día la horchata de arroz.
Foto. Calle de la Moneda

Farola

Cumpleaños. Aquí la costumbre es reunirse para comer y entre todos los compañeros de trabajo pagan la comida del festejado. Dichos compañeros le cantan las Mañanitas.

martes, 30 de enero de 2007

Coche azul

Aquí en los supermercados hay unos niños de unos 12-14 años que te ayudan a meter las cosas en las bolsas de plástico, a cambio les das una ayuda monetaria. Otra opción es que compres un cepillo de dientes, porque se te ha olvidado en España, y te pregunte el cajero que si quieres redondear, le dices que sí y esos 11 céntimos de pesos van destinados a la educación.

Foto. Americanos preguntando a un policia. Plaza del zócalo.

Centro histórico

Madrugón matinal. Centro histórico:
Torre Latinoamericana
Catedral Metropolitana
Plaza del zócalo
Palacio Nacional y los murales de Diego Rivera
Museo del templo Nacional
Bellas Artes y sus murales

Foto.Catedral metropolitana. La más grande de Hispanoamérica. Estilos neoclásico francés, barroco, herreriano y churrigueresco.

Babel y Petaca

Cine: Babel. Finaliza la película y todo el mundo comienza a salir. Yo, como suelo hacer en La Plaza de los cubos me quedo hasta el final de la película, digiriéndola y viendo los créditos para ver la banda sonora y la localización. Soy la única que queda en la sala junto con G. Entra un batallón de personas a limpiar los restos de palomitas, coca-colas y hot-dogs que la gente ha comido. G me dice extrañado qué que hago, que nunca en su vida había visto quedarse a nadie a ver los créditos. Estupefacto.
Foto. Negocio en Calle 5 de Mayo.

lunes, 29 de enero de 2007

Rodeo

Ya es viernes y nos proponen ir a un Rodeo. El chiste es el siguiente: desde las 9 de la noche hasta las cinco de la mañana salen al escenario varios grupos de Rancheras Norteñas en un recinto de 7000 personas distribuidas en mesas altas y en una pista de baile. Estas gentes llevan sombrero, botas marrones de punta, cinto con hebilla metálica de búfalo. Entre acto y acto, nos invitan a ver un espectáculo de rodeo en una pseudo plaza de toros. Siete personas en torno a una mesa con botellas de tequila reposado y jugo de limón, todo sin hielo, por los problemas estomacales. Ahí entra en escena C. Alonso, el primo. Un mejicanense rondando la treintena, de rasgos indios, flacuchento, pelo pincho, arquitecto. Tuvimos una plática de 7 horitas. Es punk como yo, le gusta mi música, le gusta el deporte como a mí y es un demonio. Educadísimo, gentil y vanidoso. Tenías razón, Tenor, no todos tienen bigote. Iremos un día a patinar mientras el resto se va a ver una corrida de toros en la Monumental Mexicana por el aniversario de la plaza, irán el Juli y el Cordobés, pero yo estaré patinando sobre el lago de los cisnes tomando la mezcla de jugos que nunca pudieras imaginar. Otro día iremos a hacer rappel, y otro a Querétano a supervisar una obra civil…..Pero esto ya es otra historia. Somnolencia. Primera lluvia cae sobre la ciudad. Me acercan hasta el hotel, C. Alonso se baja para abrirme la puerta. Un beso de despedida.

Foto. Edificio en la calle 5 de Mayo

Cerdito

Cerdito-hucha a la entrada de la oficina. Por cada 5 minutos que la gente salga a fumar se aceptan donaciones de 10pesos, para los niños de la calle que hay muchos.

Cajita

Tengo una cajita. Una cajita con un código. Un código de película. Acá guardo mis pequeñas pertenencias.

Un hotel con vistas

Fábrica de acero frente al hotel.

Comunicación

El baño tiene una radio mastodóntica que sólo tiene un dial, no hay posibilidad de cambio. Pero es lo más. También dispone de un teléfono. ¿Para cuando estás en el trono?

El hotel de los líos


Este es el pasillo del hotel. Muy rosita.

Pick-up

Esta gente es de lo más amable, desvivida y servicial. Tengo un Ingeniero de Soporte a mi cargo, M. Medellín. En un mes serán dos. Pero este tipo es como un osito de peluche, es trabajador, ordenado, con sonrisa permanente, bien dispuesto. Un encanto. Me pincha música de la que me gusta a mí, y música española que recopiló en su estadía en España. Uno de los días nos llevó en su pick-up (camioneta con la parte trasera al descubierto, creo que allá se llaman rancheras o camionetas) a comer chamorro. El chamorro es el gemelo del cerdo. Pero no sé cómo son los cerdos acá de grandes, creo que son como búfalos. De primero tomé frijoles charros. El lugar tenía cientos de fotos y carteles de toros de las plazas más distinguidas de España.

Foto. Casa de comidas muy taurina donde nos apretamos el chamorro.

Frutas y jugos

Primer desayuno: Jugo de naranja natural, plato de frutas (melón, papaya, fresas, piña, naranja, ciruelas, uvas, manzana, plátano), café con leche, pastitas de regaliz, huevo con jamón y el yogurt activa, ¿cómo no?. Coronado.
Radio en el baño, un solo dial, no hay opción. Los reporteros son chistosos.
Primer día de laburo. Presentaciones, besos, apretones de mano, desconcierto, mejicaneses con bigote y sin él. Hay uno atractivo, si, si y no lleva bigote.
Comida por 2,7 euros. Consomé de hongos, arroz con picante y filete de mortadela con ensalada. De postre, arroz con leche. Eso sí, sobre platos de camping. Todo el agua: embotellada.
Primer día de súper mercado. Todo es diferente en olor, color y sabor.
Primer día de televisión: Los Simpson, nuestro héroe se llama Homero.
El hotel nos ofrece transportación hasta las oficinas del suministrador. Solamente tenemos que decir: queremos transportación. La recepcionista pulsa un botón y en la puerta aparece un coche particular. Hemos hecho un trapicheo con uno de ellos para que nos de boletos para cumplimentar facturas. Otro de los que nos lleva tiene una traqueotomía, habla con voz metálica. Nos dice que podemos presumir con nuestras amistades que nos ha llevado un taxista cibernético.

Foto. La famosa cama.

Retrete

Hotel Camino Real Perinorte. Cama de 2000mmx2000mm, lo primero que hago al llegar es lanzarme y probarla en diagonal, esto es un maremagnum de cama. Lo más.
Nos acercamos al Beer Factory, es domingo y hay fútbol americano. Esta gente son fervientes seguidores. Degustamos una selección de 6 cervezas de sabores: coco, toronja, fresa, mango, albahaca y melón.
Empiezo a acusar el jet lag. Acá son las 10 de la noche, pero allá son las 5 de la mañana.
La primera impresión es el caos, la contaminación que se repliega por las fosas nasales, la garganta y los ojos. Ya te acostumbrarás, me dijeron. Muchos coches, mucha policía y vigilancia privativa.


Foto. Retrete en la oficina

lunes, 22 de enero de 2007

Puerto Vallarta

Estoy inmersa en una purita telenovela mejicana. Este viaje supone un alto en el camino. No ha lugar ni tiempo para reflexionar.
Gracias Tenor de Zarzuela por acercarme al aeropuerto.
Clase business, lo más. Comienza el espectáculo de 13horas. Primero, un cava, cortesía de la tripulación. Mi compañera es Mia Farrow, así de rubia así de inglesa. No dice ni un simple hola. Cuatro puestos más a la derecha, tenemos a un ejecutivo rubio, ese si que mola.
La butaca tiene 18 botones electrónicos para colocarla en cualquier posición, incluido un masaje en la espalda. Ni un bantú abanicándome.
Pack con distintos accesorios de viaje. Comida.
Película privada en mi panel: Little Miss Sunshine, altamente recomendable. Mantita y almohada para echar una siesta.
Música de todos los géneros.
Lectura “Jarrapellejos” de Felipe Trigo.
Siesta.
Cena. Se vislumbran ya las montañas que rodean El D.F. Esta ciudad nunca acaba. Rascacielos, Torres, casas bajas, chabolas. Vistas de pájaro alucinantes.
Aduanas, papeleos y visados.
Esther y Gaspar me reciben. Calor sofocante.