sábado, 17 de febrero de 2007

Funeral


Una costumbre muy extraña en los Funerales: La caja del difunto es transportada desde la casa a la Iglesa y de la Iglesia al Cementerio por los asistentes al Funeral que son creyentes. Si no hay creyentes, esta se transporta en la camioneta. Después del Funeral, se celebra en la casa del difunto una comida para todos los asistentes. Peroles de mole poblano para todos. A la semana del fallecimiento, se vuelve a ir al Cementerio, se está allá un par de horas bajo un sol de justicia y se regresa a la casa y se prepara comida para los asistentes. De nuevo mole poblano para todos. Bebida a discreción y risas. Al año vuelve a suceder lo mismo. Esto es habitual en los pueblos, en D.F. se perdió.


Foto. Camión de PEMEX en madera. Mercado en la Plaza del Zócalo.

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