Ya fui a patinar alrededor del lago de Chapultepec. Una mañana de sábado. Me coloco los patines. Comienza a diluviar. Decidimos tomar jugo de naranja y papaya, y una cestita de una variedad de diez frutas. Bajo el toldo del puesto de fruta. Deja de llover, sale un sol espectacular y de nuevo me calzo los patines. Es fabuloso. Me hubiese llevado otra idea de D.F. si no me hubiera acercado hasta acá. Hay tres tipos que no llegan a la edad de 20 años, patinando con una tabla. Su objetivo es saltar por unas escaleras y cuando caigan, posarse sobre el patinete. Pero no lo consiguen. Uno de ellos exclama: ¡Pinche Mamada¡. Que es lo mismo que ni modo. (En España: ni de coña salen las cosas).
Foto. Templo Mayor.
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